
Complicaciones asociadas a LAL-D

LAL-D afecta muchos órganos vitales, tales como el hígado, el sistema cardiovascular, el bazo y el tracto gastrointestinal. De hecho, la mayoría de las personas con LAL-D presentan complicaciones en más de un sistema de órganos:

LAL-D es un trastorno progresivo que con frecuencia resulta en daño hepático. Con el tiempo, la disfunción hepática progresa a fibrosis y cirrosis.1,2 La fibrosis es el primer estadio de la cicatrización del hígado. Posteriormente, si se cicatriza una parte mayor del hígado, y se produce un daño irreversible, se conoce como cirrosis hepática.

Muchos pacientes con LAL-D tienen cantidades elevadas de colesterol “malo” (colesterol LDL o lipoproteínas de baja densidad) y bajas cantidades de colesterol “bueno” (colesterol HDL o lipoproteínas de alta densidad), lo que puede provocar aterosclerosis (endurecimiento de las arterias), ataques al corazón e ictus.1,2

Muchos pacientes con LAL-D también sufren agrandamiento del bazo (esplenomegalia).1,2 Esto puede provocar anemia, debido a la disminución de número de glóbulos rojos; y un mayor riesgo de infecciones, debido a la disminución del número de glóbulos blancos.

El daño gastrointestinal progresivo causado por la LAL-D puede dar lugar a complicaciones graves, tales como dolor abdominal, malabsorción, problemas de la vesícula biliar, sangrado y diarrea.1,2
Diagnóstico y control de LAL-D
 

¿Qué es LAL-D?
 

¿Cuáles son los signos y síntomas de LAL-D?
 
